martes, 31 de agosto de 2010

Fin de la Guerra Fria III

El fin de la guerra fría



Las revoluciones de 1989 en la Europa oriental habían supuesto un acontecimiento histórico de múltiple resonancia. Por un lado, constituyeron el derrumbe de los sistemas comunistas construidos tras 1945, por otro, significaron la pérdida de la zona de influencia que la URSS había construido tras su victoria contra el nazismo y que muchos no dudaban en denominar "imperio soviético".
La guerra fría, el enfrentamiento que había marcado las relaciones internacionales desde el fin de la segunda guerra mundial, va a terminar de una forma que nadie se hubiera atrevido a pronosticar unos años antes, por el derrumbe y desintegración de uno de los contendientes. El fin de la guerra fría y la desaparición de la Unión Soviética son dos fenómenos paralelos que cambiarán radicalmente el mundo.
Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar el momento en el que la guerra fría concluyó. Veamos los principales acontecimientos diplomáticos que jalonaron los años 1989, 1990 y 1991:
Para muchos, la Cumbre de Malta entre el presidente norteamericano George Bush y Gorbachov marcó el fin de la guerra fría. Ambos líderes se reunieron en el buque Máximo Gorki fondeado en las costas de Malta el 2 y 3 de diciembre de 1989. Pocas semanas después de la caída del Muro de Berlín los dos mandatarios se reunieron para comentar los vertiginosos cambios que estaba viviendo Europa y proclamaron oficialmente el inicio de una "nueva era en las relaciones internacionales" y el fin de las tensiones que habían definido a la guerra fría. Bush afirmó su intención de ayudar a que la URSS se integrara en la comunidad internacional y pidió a los hombres de negocios norteamericanos que "ayudaran a Mijaíl Gorbachov". Este proclamó solemnemente que "el mundo terminaba una época de guerra fría (...) e iniciaba un período de paz prolongada".


Otros señalan que el fin del conflicto tuvo lugar el 21 de noviembre de 1990, cuando los EE.UU., la URSS y otros treinta estados participantes en la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa firmaron la Carta de París, un documento que tenía como principal finalidad regular las relaciones internacionales tras el fin de la guerra fría. La Carta incluía un pacto de no agresión entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. El presidente Bush manifestó tras firmar el documento: "Hemos cerrado un capítulo de la historia. La guerra fría ha terminado."


Sólo dos días antes se había firmado Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa que suponía una fuerte reducción de tropas y armamento no nuclear en el continente. Tras entablar negociaciones en Viena en marzo de 1989, se llegó al acuerdo de que ambas superpotencias debían reducir sus tropas en Europa a 195.000 hombres cada una. Se partía de la presencia de 600.000 soldados soviéticos y 350.000 norteamericanos.


El 16 de enero de 1991 la coalición internacional dirigida por EE.UU. inició su ataque para desalojar a los invasores iraquíes de Kuwait. El apoyo soviético a las sanciones de la ONU que finalmente llevarían al desencadenamiento de la Guerra del Golfo fue acordado en la cumbre de Helsinki, celebrada el 9 de septiembre anterior entre Bush y Gorbachov. Este apoyo era un ejemplo palpable del fin del antagonismo y de la supremacía norteamericana.


El 1 de julio de 1991, tras las revoluciones de 1989 y en pleno proceso de descomposición del estados soviético, el "Tratado de amistad, cooperación y asistencia mutua" firmado en Varsovia en 1955, el Pacto de Varsovia, desapareció. La OTAN quedaba como la única gran alianza militar en el mundo.


Finalmente, el 31 de julio de 1991, Bush y Gorbachov firmaban en Moscú el Tratado START I de reducción de armas estratégicas. Este acuerdo fue rápidamente superado al año siguiente, el 16 de junio de 1992, por la firma de Bush y el nuevo líder ruso Yeltsin del Tratado START II. Los dos antiguos contendientes acordaron importantes reducciones en sus arsenales nucleares.


En un proceso enormemente rápido la URSS y los EE.UU. pusieron fin al largo enfrentamiento que habían iniciado tras el fin de la segunda guerra mundial El orden establecido en Yalta se derrumbó ante la mirada atónita del mundo en unos pocos meses.



Fin de la Guerra Fria II

Las revoluciones de 1989



El proyecto de Gorbachov implicaba la imposibilidad de mantener por la fuerza a los regímenes de las "democracias populares" tal como se habían configurado tras las sucesivas intervenciones soviéticas. La perestroika y la glasnost tuvieron una inmediata consecuencia en los estados satélite de la Europa del Este. La forma en que Gorbachov puso en marcha el desmoronamiento del "imperio soviético" fue simple: no hacer nada para defender los regímenes del Este europeo. Sin la intervención soviética, estos gobiernos fueron barridos con extraordinaria facilidad en el corto plazo de unos meses.


Ya en septiembre de 1988, Gorbachov había clausurado el Comité de Enlace con los países socialistas en el PCUS, un señal de que el Kremlin abandonaba la Doctrina Breznev. En diciembre de ese mismo año anunció solemnemente en la Asamblea General de la ONU un recorte unilateral de más de medio millón de soldados, de los que la mitad se retirarían con más de cinco mil tanques de la Europa del Este. La actitud de Moscú era cada vez más claramente conciliadora hacia la reforma en las "democracias populares"


Aunque el objetivo de Gorbachov era que estos países aplicaran su propia perestroika, manteniéndose en el Pacto de Varsovia, muy pronto la realidad desbordó sus esperanzas.
Polonia
Polonia fue el país que inició el proceso revolucionario. Tras una serie de huelgas en el verano de 1988, el gobierno comunista, dirigido por el general Jaruselzski, tuvo que sentarse a negociar con el sindicato Solidaridad. Los acuerdos de abril de 1989 significaron el reconocimiento legal del sindicato y la apertura de un proceso de transición democrática. El partido comunista fue duramente derrotado en las elecciones de junio y no tuvo otro remedio que permitir la formación de un gobierno presidido por un Mazowiecki, dirigente de Solidaridad. Se formaba así el primer gobierno no comunista en Europa Oriental desde 1945. La rápida descomposición del régimen comunista, permitió que Lech Walesa fuera elegido presidente del país en 1990.
Hungría


En Hungría fueron los propios reformadores comunistas, como Imre Pozsgay, los que desmontaron con gran celeridad el sistema. Tras expulsar al viejo Janos Kadar en 1988, en la primavera de 1989 se estableció el multipartidismo y en octubre de ese año el Partido Socialista Obrero Húngaro (nombre oficial del partido comunista) se disolvía y se aprobaba una constitución democrática. Las elecciones del primavera de 1990 llevaron al poder a fuerzas democráticas anticomunistas.


República Democrática de Alemania
El cambio en Hungría tuvo una enorme repercusión exterior. La decisión de las autoridades de Budapest de abrir su frontera con Austria en septiembre de 1989 abrió una "brecha" en el telón de acero por el que decenas de miles de habitantes de la República Democrática de Alemania huyeron hacia la República Federal de Alemania, atravesando Checoslovaquia, Hungría y Austria. Al éxodo de la población se le unió pronto una oleada de manifestaciones a lo largo de toda Alemania Oriental.
El líder de la RDA, Eric Honnecker, que acababa de felicitar públicamente al embajador chino por la represión en la plaza de Tiananamen, se planteó la solución represiva. Fue en ese momento cuando la actitud de Gorbachov disipó las últimas dudas. A fines de octubre de 1989 hubo tres declaraciones de enorme importancia política:


El 23 de octubre, ante la proclamación solemne en Budapest de Hungría como república soberana independiente, Eduard Shevarnadze manifestó que la URSS no debía interferir de ningún modo en los asuntos de la Europa oriental


Ese mismo día, Gennadii Gerasimov, portavoz de Gorbachov en asuntos de política exterior, enunció de manera bastante frívola que la Doctrina Breznev había sido sustituida por la Doctrina Sinatra. El portavoz se refería a una célebre canción del cantante norteamericano y venía a proclamar que la URSS permitía que los países del este hicieran las cosas "a su manera" (to do things their way). Esto significaba que el Kremlin ratificaba los cambios en Polonia y Hungría, y animaba a los demás países a seguir adelante.


Por si las cosas no estuviesen suficientemente claras, el día 25 Gorbachov, de viaje en Finlandia, condenó inequívocamente la Doctrina Breznev.


A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron, Honnecker fue sustituido por un comunista reformista, Egon Krenz, quién tomó la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.


El rápido derrumbamiento de la RDA abrió un proceso de negociación entre las cuatro potencias vencedoras de la segunda guerra mundial y la RFA, dirigida por un canciller, Helmut Kohl, que era muy consciente de la oportunidad histórica que se le abría a Alemania. Finalmente el denominado Acuerdo 4+2 (EE.UU, Reino Unido, Francia y la URSS más la RFA y la RDA) posibilitó la reunificación de Alemania el 3 de octubre de 1990. Esta reunificación fue más bien una absorción de la antigua Alemania comunista por la República Federal de Alemania: a cambio de un compromiso de limitación del poder militar alemán, del no estacionamiento de tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA y de jugosas ayudas económicas, la Alemania reunificada siguió siendo miembro de la OTAN y de la Comunidad Económica Europea.






Vídeos: El Colapso de la URSS


http://www.veoh.com/videos/v15799848aS9Mqt97 (El golpe de estado)


http://www.veoh.com/videos/v15920320qFpt62j9 (El acuerdo secreto)







Fin de la Guerra Fria I

El "nuevo pensamiento político" de Gorbachov



Mijail Gorbachov: Secretario General de la PCUS
Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del PCUS el 11 de marzo de 1985. La situación a la que se enfrentaba el nuevo líder del Kremlin era en general lamentable: tras largos años de estancamiento, la economía se hallaba al borde de la bancarrota y la sociedad soviética se encontraba inmersa en una verdadera crisis moral caracterizada por la falta de compromiso ideológico y el escepticismo general. Era imposible que la URSS mantuviera por más tiempo la ficción de "paridad" con los EE.UU.
El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU. Con un gasto de defensa que, según las fuentes, oscilaba entre el 16 y el 28% de su presupuesto, la URSS necesitaba urgentemente reducir sus gastos militar y enfocar sus inversiones a paliar sus múltiples carencias y deficiencias de la econmia soviética. Para Gorbachov la necesidad de un acercamiento a los EE.UU. era evidente y urgente.
La reforma en la política exterior llegó antes que la perestroika (reestructuración) o la glasnost (transparencia) en la política interna. En julio de 1985, el sempiterno ministro de asuntos exteriores sovoiético Andrei Gromiko fue sustituido por Eduard Shevarnadze. En octubre, el telegénico Gorbachov iniciaba lo que algunos denominaron una "ofensiva de encanto" visitando diversas capitales occidentales. En su primer encuentro con el presidente Reagan en Ginebra en noviembre de 1985, el líder soviético planteó la necesidad de la distensión y de la reducción de armamentos nucleares
La postura de Gorbachov iba más allá de un mero repliegue táctico. Consciente de la imposibilidad de conjugar la guerra fría y la solución de los graves problemas que aquejaban a la economía y la sociedad soviética, el líder soviético, mediante su principal consejero en política internacional, Dobrinin, proclamó en el XXVII Congreso del PCUS en 1986 lo que denominó un "nuevo pensamiento político" (Novy Myshlenie): el nuevo mundo se caracterizaba por la "interdependencia global", en adelante, había que olvidarse de la lógica de la guerra fría y buscar la cooperación y el consenso en la dirección de las relaciones internacionales. Se trataba de buscar "una acción recíproca, constructiva y creador al mismo tiempo (...) para impedir la catástrofe nuclear y para que la civilización pueda sobrevivir"
La URSS se preparaba para un gran repliegue, tanto en su competencia con los EE.UU. como en los compromisos internacionales que había ido adquiriendo a lo largo de la guerra fría.
La tendencia apuntada por Gorbachov desde el inicio de su mandato se vio acrecentada por una serie de acontecimientos que hicieron absolutamente evidente la necesidad de reformas:


La catástrofe nuclear de Chernobil en Ucrania el 26 de abril de 1986 provocó un escape radioactivo doscientas veces superior al de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, y obligó a la evacuación de más de medio millón de personas. Chernobil incrementó la consciencia general de las carencias y limitaciones del sistema económico soviético.


El fracaso y la incompetencia del en otros tiempos poderoso ejército soviético se veía corroborado en la guerra de Afganistán. La desmoralización que provocaba el "Vietnam soviético" fue acrecentada por episodios rocambolescos como el aterrizaje en la Plaza Roja de Moscú de un joven adolescente alemán, Mathias Rust, en mayo de 1987 sin que la defensa aérea soviética fuera capaz de evitarlo.


Estos ejemplos de crisis y decadencia tuvieron una resonancia multiplicada en la opinión pública soviética por la nueva política de glasnost (transparencia) impulsada por Gorbachov.

La nueva Guerra Fría (1975 - 1985)

El fin de la distensión



No hay acuerdo entre los historiadores en señalar un único factor como el detonante que provocó el fin de la época de distensión y el inicio de un nuevo período de recrudecimiento de la guerra fría.


Aunque el año 1975 es a menudo señalado como el inicio de este nuevo período de tensión, paradójicamente ese año tuvo lugar uno de los símbolos de la distensión la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa celebrada en Helsinki. El Acta de Helsinki significó el reconocimiento de fronteras, el estrechamiento de la cooperación económica y vagos compromisos de respeto de los derechos humanos.
Sin embargo, la desconfianza creada tras la Guerra del Yom Kippur en 1973, la crisis económica internacional de ese mismo año, el escándalo Watergate en 1974 o la derrota norteamericana en Vietnam en 1975 crearon una dinámica favorable a una nueva expansión soviética que inmediatamente agudizó la tensión internacional.




Los avances soviéticos


El último período en la dirección soviética de un anciano Leonid Breznev va a ser testigo de una engañosa expansión soviética.
En el Extremo Oriente, las victorias de los comunistas vietnamitas en 1975, unificando Vietnam bajo un gobierno comunista, y en 1978, conquistando la Kampuchea (Camboya) de los Khmers rojos hicieron que la URSS y su aliado Vietnam fueran los únicos beneficiarios de la nueva situación en Indochina. Por un lado, los EE.UU. perdieron todas su influencia en la región, mientras que, por otro lado, el gobierno chino perdía el gobierno aliado de Pol Pot en Camboya.
En América Central, la revolución sandinista derrocaba al dictador pro-norteamericano Somoza en 1979. Se establecía así en Nicaragua, en una región que EE.UU. siempre había considerado de su completa influencia, un régimen revolucionario que contaba con el apoyo de Moscú y La Habana.
En África fue donde tuvo lugar una más rápida expansión soviética. En 1974, en Etiopía, uno de los países más pobres del mundo, se produce una revolución que derroca la monarquía y que llevará a su líder Mengitsu a instalar en 1977 un régimen que se proclama marxista y aliado de la URSS. Tras la "revolución de los claveles" en Portugal, en 1975 sus antiguas colonias africanas acceden a la independencia. En el marco de guerras civiles se instauran en Angola y Mozambique, regímenes revolucionarios y favorables a los soviéticos. En la guerra angoleña, la Cuba de Fidel Castro envía tropas que lucharán contra las incursiones del ejército sudafricano que apoyaba al contendiente anticomunista.


El momento clave: la invasión soviética de Afganistán en 1979


Este pobre país, que durante el siglo XIX había sido terreno de disputa del imperialismo ruso y el inglés, volvió en los años setenta a convertirse en un territorio clave en las relaciones internacionales.
A partir del derrocamiento del rey Zaher Shah en 1973 se abrió un período de inestabilidad en el que finalmente se disputaron el poder diversas facciones comunistas enfrentadas a su vez con guerrillas islámicas. Moscú decide intervenir para imponer un gobierno que garantizase el orden y mantuviera al país en la esfera de influencia soviética: el 24 de diciembre de 1979 las tropas soviéticas invaden el país, se iniciaba la guerra de Afganistán.
La reacción occidental fue inmediata. Considerando que la anexión de Afganistán llevaba la influencia soviética más allá del territorio tradicional del Pacto de Varsovia, EE.UU. y sus aliados organizan inmediatamente la contraofensiva. La ONU y los Países No Alineados condenaron la invasión y la Casa Blanca, junto a otra serie de medidas destinadas a frenar el expansionismo del Kremlin, decidió ayudar a la guerrilla islámica que se enfrentaba a las tropas soviéticas.
La invasión soviética de Afganistán y la consiguiente reacción occidental desencadenó un nuevo período de tensión internacional tras la época de la distensión: una nueva guerra fría.

Conflictos durante la Distension

La distensión no puso fin a la competición entre los dos bloques enfrentados. Esta competencia se concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo XX: el conflicto del Próximo Oriente, que aún en los inicios del siglo XXI sigue siendo uno de los mayores focos de tensión en el mundo, y el conflicto de en la península de Indochina que tuvo su mayor exponente en la guerra de Vietnam, la gran derrota americana durante la guerra fría.


Las guerras árabe-israelíes
Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustran bien las reglas de la distensión: los dos grandes se enfrentan mediante pequeños estados interpuestos pero controlan perfectamente su competencia sin poner en riesgo la paz general entre las superpotencias.
Tras la crisis de Suez en 1956, el Egipto de Nasser y con él los países árabes refuerza sus lazos con la URSS, mientras que Israel se convierte en el aliado estratégico de EE.UU. en la región.
Envalentonado por el éxito diplomático de 1956 y el apoyo militar soviético, Nasser multiplica sus acciones amenazadoras contra Israel, entre ellas destaca el bloqueo del golfo de Akba para todo navío que se dirigiera al puerto israelí de Eilath.
La respuesta militar israelí fue fulgurante. el 5 de junio de 1967 desencadena la Guerra de los Seis Días. En ese corto tiempo, los israelíes ocupan los Altos del Golán en Siria, la península del Sinaí en Egipto, la banda de Gaza, Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La aplastante derrota árabe trajo consigo importantes cambios en la escena internacional y estratégica:
Israel pasa de país asediado a potencia ocupante. Se niega a devolver los territorios ocupados y, mediante una dura política de represión, trata de expulsar al mayor número posible de palestinos hacia los países vecinos. Proclama unilateralmente la reunificación de Jerusalén, anexionándose el Jerusalén árabe.
Paradójicamente, los palestinos ganan en autonomía política frente a los estados árabes de la región. La OLP, creada en 1964, se convierte bajo la dirección de Yasser Arafat en la organización representante del pueblo palestino bajo la ocupación israelí o hacinado en los campos de refugiados de los países vecinos. Fracasado el sueño de Nasser de victoria militar convencional sobre Israel y de unidad de la nación árabe, Arafat trata de animar a sus compatriotas a la lucha armada contra Israel.


La diáspora palestina y el enfrentamiento de esta con Israel van a desequilibrar a los países vecinos:
Desde Jordania, la guerrilla de Al Fatah ("La Conquista"), organización dirigida por Arafat y mayoritaria en la OLP, emprendió ataques contra Israel. Las represalias hebreas y el creciente poderío de las organizaciones palestinas llegaron a poner en cuestión el equilibrio interno del reino jordano. El rey Hussein de Jordania no va a dudar en enfrentarse a los palestinos y en septiembre de 1970 expulsa brutalmente a gran parte de los refugiados y a las guerrillas de la OLP que huyen hacia el Líbano. Es lo que los palestinos denominan el "Septiembre Negro".
Desde sus bases en el Líbano Arafat y la OLP continúan sus ataques contra Israel y consiguen ser reconocidos como "únicos representantes del pueblo palestinos", primero en 1973 por el movimiento de los países no alineados en su Conferencia de Argel y al año siguiente por la ONU a cuya Asamblea General se dirige Arafat en 1974. Sin embargo, la llegada masiva de palestinos rompió los delicados equilibrios de una sociedad tan compleja como la libanesa y en 1975 se inició una brutal guerra civil.
Anuar el-Sadat, el nuevo líder egipcio que había sucedido a Nasser en 1970, ante la negativa israelí a cualquier concesión en lo referente a los territorios ocupados, comenzó a preparar junto a Siria una nueva guerra que permitiera a ambos países árabes recuperar lo perdido en la Guerra de los Seis Días. Así el 6 de octubre de 1973, tropas egipcias y sirias atacaron por sorpresa a Israel. Se iniciaba la Guerra del Yom Kippur o del Ramadán, según se utilice la festividad religiosa judía o el mes santo musulmán en el que comenzó el conflicto.
El factor sorpresa permitió importantes avances árabes: los egipcios cruzaron el Canal de Suez y los Altos del Golán volvieron a manos sirios. Sin embargo, diez días más tarde los israelíes contraatacaron recuperando el terreno perdido. Las dos superpotencias que habían armado masivamente a sus respectivos aliados, buscaron una solución al conflicto que no engendrara mayor inestabilidad en la zona. Kissinger viajó a Moscú donde se acordó las bases de una resolución de la ONU pidiendo el alto el fuego a los contendientes. El 25 de octubre de 1973 cesaron las hostilidades.

La Guerra árabe-israelí de 1973 tuvo enormes consecuencias. No solo abrió una nueva fase en el conflicto del Oriente Medio que vendrá a concretarse en 1979 con la firma de los Acuerdos de Camp David, sino que tuvo una enorme repercusión en la economía mundial: la crisis del petróleo que marcará el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados.



La guerra de Vietnam

La guerra de Indochina concluyó con los Acuerdos de Ginebra de 1954 que preveían que, tras la retirada francesa, el Vietnam del Norte comunista dirigido por Ho Chi Minh y Vietnam del Sur, bajo una dictadura pro-occidental dirigida por Dinh Diem, debían reunificarse mediante elecciones libres. La negativa del régimen del sur, apoyada por EE.UU., se apoyó en la certeza de la victoria comunista


En 1956 se creó en el sur el Frente Nacional de Liberación (el Vietcong), organización guerrillera que con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno de Saigón.
El presidente Kennedy decidé la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur: entre 1961 y 1963, 17.000 "consejeros militares" son enviados a Indochina. En 1964, su sucesor Johnson se lanza a la intervención abierta: un cuerpo expedicionario que en 1967 alcanzó la cifra de 500.000 soldados practica una guerra en la que no se duda en utilizar armas químicas ("agente naranja") y en la que se lleva a cabo brutales y masivos bombardeos sobre Vietnam del Norte y las posiciones del Vietcong.
La gran superpotencia, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante armado por la URSS. Las grandes protestas de la juventud norteamericana y los éxitos militares del Vietcong (ofensiva del Tet en 1968) hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir rápidamente la implicación norteamericana en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses se reducían drásticamente, de 500.000 pasaron a 50.000, se organizaba un gran ejército survietnamita que con más de 1.800.000 hombres no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos.
Todos los esfuerzos norteamericanos fueron baldíos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 y el fracaso de los bombardeos en respuesta llevó a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973. Los EE.UU. se retiraron de Vietnam. La retirada de sus tropas trajo el inmediato derrumbamiento del régimen de Vietnam del Sur . La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh caía en manos de los Khmers Rojos y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban Saigón y Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista. La guerra había terminado.
Se había producido la primera derrota militar de la historia de EE.UU. En adelante, Washington, siguiendo la posición marcada por Henry Kissinger, principal figura de la diplomacia estadounidense durante la presidencia de Nixon, huirán de la implicación directa con tropas en los diversos conflictos armados que siguieron surgiendo por doquier.
Aprovechando las disensiones internas del bloque comunista, la administración de Nixon reforzó su posición mediante un acercamiento espectacular a la China de Mao. Con la aquiescencia americana la China Popular ingresa en la ONU como miembro del Consejo de Seguridad, y tras una larga labor negociadora de Kissinger, el presidente Nixon visitó China en febrero de 1972.






América Latina: el caso chileno
Durante muchos años las relaciones entre los países de América Latina y EE.UU. han estado marcadas por la preocupación común de Washington y las oligarquías de cada país de oponerse a cualquier amenaza revolucionaria.
En el contexto de la guerra fria, las administraciones norteamericanas no han dudado en apoyar dictaduras militares conservadoras y fuertemente represivas. Para los políticos de Washington, los movimientos reformistas o revolucionarios en el continente americano no sólo eran una respuesta a las fuertes desigualdades sociales sino que también eran acciones desestabilizadoras orquestadas desde Moscú o La Habana con el objetivo de establecer regímenes aliados al bloque soviético. La amplitud de los intereses económicos norteamericanos en la región y su proximidad geográfica reforzaban esta actitud.


El mejor ejemplo de este fenómeno lo constituye Chile. En 1970 ganó las elecciones la Unidad Popular, una coalición de izquierdas dirigida por el socialista Salvador Allende. Con un un programa no muy radical, Allende se encontrará desde un principio atrapado entre sus aliados más revolucionarios (el izquierdista MIR, la facción más radical del Partido Socialista) y la reacción de unas clases medias y altas inquietas ante la posibilidad de una evolución "a la cubana".
El Departamento de Estado norteamericano mediante la intercesión de la CIA no dudó en apoyar la subversión antidemocrática: desde subvencionar la huelga de camioneros contra el gobierno en 1972 hasta, finalmente, apoyar el golpe de estado que finalmente protagonizará Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.


La represión posterior fue brutal. El senador norteamericano Edward Kennedy, utilizando datos confidenciales del Departamento de Estado, calculó entre 20.000 y 30.000 muertos la factura de la represión militar.


Chile no fue un caso aislado. Las dictaduras militares apoyadas por EE.UU. serán la norma en los setenta. Otro caso especialmente feroz fue el de la Junta militar establecida en Argentina en 1976 dirigida por el general Videla.

La distension

La distensión entre las superpotencias



¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa distensión en sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos:


La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear.


Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la distensión como un medio para obtener los fines a largo plazo de cada superpotencia.


Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS, debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba como una potencia económica y como en el seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en la Francia de De Gaulle.



Los acuerdos Este-Oeste


El teléfono rojo

Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el establecimiento de lo que se vino a denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en septiembre de 1963. Era una consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer una comunicación directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera una escalada en la tensión.



La paridad nuclear


Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU. había quedado conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana. Nada más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que los EE.UU. consagraran su gasto militar en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el terreno perdido. En 1971 se había establecido la paridad nuclear.


Los acuerdos de control armamentístico


Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de Kennedy en 1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968. dirigirán la política norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada parcialmente por sus fracasos en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética.


En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas, tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia.


Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas stratégicas (SALT - Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del Acuerdo SALT I. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Era el mayor ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la única forma de mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La "mutua destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto.


El desarrollo del comercio entre los bloques


Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad soviética. La URSS necesitaba importar tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales norteamericanos para garantizar la alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal calibre que ¡necesitaba del grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas exportaciones cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades para vender sus productos en el mercado mundial.



La Coexistencia Pacifica

La "coexistencia pacífica" de Kruschev



La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones internacionales. Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del Kremlin, muy especialmente tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de 1953.


El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este nuevo concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para extender la revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el capitalismo era inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente fuerte para disuadir al adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en la competición pacífica con el Oeste.


La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en tomar medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial.






La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas"


La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU. primaba una situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus ensayos con misiles intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio por parte de los soviéticos vino a reforzar ese sentimiento.


El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de Truman y Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la campaña electoral de 1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida.


Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de las "represalias masivas". Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el caso de que adoptara una política exterior muy agresiva.


Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana fue mucho más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada para subrayar la continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva, se iniciaba un nuevo período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los hechos. Ni la política exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa.



El deshielo 1953-1956


Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del Armisticio en Panmunjong en 1953, que ponía fin a la guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que ponían fin a la guerra de Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó con la visita de Kruschev a Tito en 1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que significó la evacuación de las tropas de ocupación y su neutralización.


Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas obreras en Berlín y Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las intervenciones de la CIA para derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán en 1953 o Arbenz en Guatemala en 1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de las relaciones internacionales.


No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en ingresaba en la OTAN y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en 1955 el Pacto de Varsovia.

La descolonizacion y el Tercer Mundo

Aprovechando la aceleración de la descolonización durante la década de 1950 y primeros años de 1960, tanto EE. UU. como la Unión Soviética compitieron por aumentar su influencia en los países descolonizados.[63] Además, desde el punto de vista soviético, la desaparición de los grandes imperios coloniales era una señal inequívoca de la victoria de la ideología comunista.[64] Los movimientos nacionalistas en algunos países (especialmente en Guatemala, Irán, Filipinas e Indochina) fueron iniciados o apoyados en muchos casos por grupos comunistas autóctonos —o, equivocadamente, fue la idea más extendida entre los aliados Occidentales.[41]



En este contexto, los EE. UU. usaron a la CIA para derrocar a ciertos gobiernos y favorecer a otros.[41] La CIA tuvo un papel clave en el derrocamiento de países sospechos de ser pro-comunistas, como en el caso del primer gobierno electo democráticamente en Irán (Operación Ajax) en 1953 y la caída de Jacobo Arbenz Guzmán tras el Golpe de 1954 en Guatemala.[39] A su vez, EE. UU. trató de ayudar a gobiernos amigos con ayuda económica y militar, como en el caso de Vietnam del Sur.

La mayoría de naciones y gobiernos surgidos tras la descolonización en Asia, África y América Latina trataron de zafarse de la presión de elegir el bando pro-capitalista o pro-comunista. En 1955, durante la Conferencia de Bandung, decenas de países del Tercer Mundo acordaron mantenerse al margen de la dinámica de la Guerra Fría.[65] Este consenso se plasmó en la creación del Movimiento de Países No Alineados en 1961.[41] Como resultado de la aparición de un nuevo factor en la Guerra Fría, estadounidenses y soviéticos moderaron sus políticas y trataron de acercarse a estos nuevos países neutrales (sobre todo en caso de países clave como India o Egipto) de una manera menos agresiva que la sostenida hasta entonces. Los movimientos nacionalistas e independentistas consiguieron así crear un nuevo escenario más plural, superando la confrontación bipolar de la postguerra, y crearon las bases para las reivindicaciones nacionalistas en Asia y América Latina.[6]

Un mundo bipolar II

El bloque comunista


La segunda glaciación stalinista en la URSS

Durante los años treinta, Stalin instauró un sistema totalitario fundado en el control de la población, la represión contra cualquier disidencia, algo que fue especialmente significativo en el cruento proceso de la colectivización agraria, la planificación económica centralizada y la primacía de la industria pesada. Si bien la URSS consiguió una rápida industrialización, el coste humano fue enorme: el sistema de campos de concentración o Gulag es el mejor ejemplo de los sufrimientos del pueblo soviético.


Durante la guerra, a fin de suscitar la unidad patriótica contra el invasor alemán la represión disminuyó y miles de prisioneros fueron liberados. La victoria de 1945 llevó a Stalin al cenit de su popularidad, era el "Padre de la victoria".


Sin embargo, en cuanto aparecieron de nuevo las dificultades en la posguerra, como el hambre de 1946, el viejo dictador volvió a sus prácticas de terror: las deportaciones masivas al Gulag llevaron a que más dos millones y medio de personas fueran detenidas en muy corto tiempo.


Las "democracias populares"


El estallido de la guerra fría tuvo como resultado en las zonas ocupadas por el Ejército Rojo la organización de nuevos estados "satélites" de la URSS.


Exceptuando en Albania y Yugoslavia donde la triunfante guerrilla comunista autóctona llevó a los comunistas directamente al poder, el establecimiento de las "democracias populares" se realizó en un rápido proceso que culminó en 1948 con el golpe de Praga.


El proceso fue similar en todos los países:


En primer lugar, la "desnazificación", es decir, purga de los colaboradores con el Eje que a menudo redundaba también en la represión contra una parte importante de las clases más acomodadas.


Formación de "Frentes Nacionales" en los que los PC colaboran con diversas fuerzas democráticas, aunque se reservan los puestos clave -Interior, Defensa, Economía, Justicia- en los gobiernos.


Eliminación de las fuerzas no comunistas y completa "satelización" del nuevo régimen. La represión contra cualquier disidencia se veía acompañada por la completa dependencia de Moscú.


En el terreno económico, los soviéticos desmontaron y transfirieron a su país fábricas completas, así como productos de todo tipo. En general, en los países conquistados se tendió a organizar las actividades económicas siguiendo las directrices y los intereses de Moscú. Acuerdos bilaterales entre la URSS y los diversos países del bloque oriental regularon las relaciones económicas mutuas.


El cisma yugoslavo en 1948 constituyó la primera fisura en el bloque que se estaba formando en torno a la URSS.


La organización del bloque comunista

La articulación de la Doctrina Jdanov y la creación de la Kominform en 1947 fueron la primera reacción de la URSS tras la ruptura con las potencias occidentales. La Kominform jugó un papel importante en la movilización ideológica y en la propaganda en los países comunistas. Tras el cisma yugoslavo, la Kominform pasó a centrarse en la lucha contra Tito ante el temor de Stalin a un "contagio" en el resto de las "democracias populares".


Otro elemento clave de la labor de la Kominform fue la organización del Movimiento por la Paz, esta organización centró sus críticas en el armamento nuclear norteamericano y lanzó grandes campañas recogiendo firmas que pedían la prohibición de las armas atómicas. Estas campañas consiguieron el apoyo de un gran número de intelectuales.


Paralelamente en los "países satélite", una nueva oleada de purgas (1948-1952) marcó los últimos años de la dictadura de Stalin. Cualquier intento de iniciar una "vía nacional" al socialismo que no siguiera al pie de la letra el modelo soviético fue acusado de "desviacionista" y tildados de "trostkistas" o "titistas". La realidad fue que aproximadamente un cuarto de la militancia comunista, muchas veces los militantes más veteranos y con mayor experiencia de lucha, fueron juzgados, encarcelados o ejecutados. La represión se convirtió en adelante un rasgo esencial de las "democracias populares".


En 1949, nació el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica), instituto multinacional que agrupaba a la URSS y a los países del Este con la excepción yugoslava que buscaba el fomento y la planificación de los intercambios comerciales entre los países del bloque. Hubo que esperar hasta 1960 para que este organismo funcionara con plenitud.


La URSS fue creando una red de alianzas que diera coherencia a su bloque. No obstante, esta red fue mucho menos densa y tardó más en consolidarse. El gobierno de Moscú fue firmando Acuerdos bilaterales con las "democracias populares" y con la China comunista de Mao.


Hubo que esperar a que pasaran dos años de la muerte de Stalin para que, con la ocasión del ingreso de la RFA en la OTAN, naciera en 1955 el Pacto de Varsovia, alianza militar que unió a la URSS con todos los países europeos del bloque comunista con la excepción de Yugoslavia. Se calcula que las fuerzas militares del Pacto ascendían a 6 millones de soldados con un armamento altamente homologado. El mando unificado de estas tropas quedó en manos de un general soviético.


Un mundo bipolar I

El bloque occidental



Los lazos transatlánticos


Este bloque está conformado y dirigido por países de economía capitalista con un alto nivel de desarrollo y sistemas políticos democráticos. El levantamiento de las trabas al comercio mundial patrocinado y gestionado por instancias internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el GATT propiciaron los intercambios comerciales y monetarios, lo que evitó tendencias aislacionistas.


Sin embargo, la gran cuestión que va a llevar a que EE.UU. se lance, contrariando sus tradiciones históricas, a la constitución de un bloque constituido en torno a alianzas será reforzar a una Europa Occidental, totalmente necesaria para no perder la guerra fría.


La Doctrina Truman y, sobre todo, el Plan Marshall constituyeron los dos primeros pasos de la nueva postura norteamericana. La reconstrucción de las economías europeas y la consecución de una cierta estabilidad social fueron elementos clave de la "contención" del comunismo en Europa. El European Recovery Program, más conocido como Plan Marshall, hizo que EE.UU. planteara la necesidad de una coordinación económica europea. Así, en 1948, nació la Organización Europea de Coordinación Económica (OECE), embrión de la futura Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La conclusión de este proceso de conformación del bloque occidental concluyó en 1949 con la firma del Pacto Atlántico y la constitución al año siguiente de la OTAN, la gran alianza militar occidental.




Los inicios de la construcción europea


Los EE.UU. van a jugar un papel esencial en la posguerra empujando a la Europa Occidental hacia la construcción de la unidad europea. La "idea europea" no era nueva. Ya tras la primera guerra mundial, durante el período de entreguerras figuras como Coudenhove-Kalergi o estadistas como Aristide Briand defendieron un proyecto integrador que fracasó estrepitosamente tras la depresión de 1929 y el ascenso de los fascismos.


Tras la segunda guerra mundial, diversas iniciativas llevaron a la adopción de los primeros pasos concretos en el camino de la integración. En mayo de 1948, más de 750 figuras europeas, muchos prominentes políticos ente ellos, se reunieron en el Congreso de La Haya y en 1949 nacía el Consejo de Europa.


Sin embargo, fue en el bienio 1950-1951, cuando en Corea se iniciaba el primer "conflicto caliente" de la guerra fría, cuando se tomaron los principales pasos que iniciaron el proceso de integración: la Declaración Schuman y su inmediata consecuencia la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).


La Europa occidental había iniciado un camino unitario en el que la integración económica tenía un papel esencial. La firma de los Tratados de Roma en 1957 y el nacimiento de la Comunidad Económica Europea será el siguiente y decisivo paso.




Una red mundial de alianzas


La guerra fría y la experiencia histórica del período de entreguerras llevaron a los EE.UU. a dar un giro histórico en su tradicional aislacionismo. Más allá de los lazos trasatlánticos con la Europa Occidental, la Secretaría de Estado norteamericana se lanzó a la construcción de una serie de alianzas internacionales que consolidaran al bloque occidental:


Ya en tiempos de Truman se firmó en 1947 el Tratado de Rio con veinte países latinoamericanos. Esta iniciativa concluyó en 1948 con la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta institución ha estado siempre basada en un desequilibrio de fuerza patente entre la potencia norteamericana y el resto de los países del continente.


La guerra de Corea llevó en 1951 a la constitución de una alianza militar en el Pacífico: el ANZUS (Australia, New Zealand, United States) y la firma del Tratado de San Francisco con Japón, antiguo enemigo con el que EE.UU. concluía un tratado de defensa.


El presidente Eisenhower y su Secretario de Estado Foster Dulles completaron y sistematizaron la red de alianzas occidental: en 1954 nació la SEATO (siglas en inglés para la Organización del Tratado de Asia del Sureste) con Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Tailandia y Pakistán; en 1955 se firmó el Pacto de Bagdad, alianza de seguridad en el Próximo Oriente en el que agrupaban Gran Bretaña, Turquía, Irak, Pakistán e Irán. Al retirarse de la alianza Irak en 1959, este pacto se tranformón en el CENTO (siglas en inglés para la Organización del Tratado del Centro).

Las grandes tensiones III

La guerra fría se extiende a Asia



La primera bomba atómica soviética


El revés que había supuesto para la URSS el fracaso del bloqueo de Berlín se vio compensado por un acontecimiento que cambió de forma decisiva el equilibrio estratégico mundial: el 29 de agosto de 1949 la URSS experimentó su primera bomba atómica. De repente, el monopolio atómico norteamericano había desaparecido, mucho antes de lo que la mayoría de los analistas habían pronosticado.






La revolución comunista china


Una "segundo bomba" se abatió muy pronto sobre el equilibrio entre los nacientes bloques enfrentados: tras dos años de renovada guerra civil, el 1º de octubre de 1949 las tropas comunistas de Mao Zedong entraban victoriosas en Pekín, proclamando la República Popular China. Las tropas nacionalistas de Chiang Kai Chek huyeron a la isla de Taiwan donde establecieron un régimen dictatorial pro-occidental protegido por EE.UU.


En 1950, Mao viaja a Moscú donde concluye diversos acuerdos con la URSS, entre ellos una alianza militar por treinta años "contra Japón o cualquier agresor unido a Japón". El paso del país más poblado del mundo al campo comunista traumatizó al mundo occidental y especialmente a la opinión norteamericana. No obstante, la concordia entre Moscú y Pekín será efímera, abriéndose en el medio plazo un nuevo cisma en el mundo comunista mucho más importante que el que habían protagonizado Tito.


La guerra de Corea 1950-1953


La primera víctima de la guerra fría fue el pueblo coreano. Por primera vez, el enfrentamiento entre el bloque occidental y el bloque comunista vino a concretarse en "una guerra caliente".

La guerra de Corea hunde sus orígenes en el reparto en dos zonas de ocupación de este antiguo protectorado japonés tras la derrota del régimen de Tokio en 1945. Separadas por el paralelo 38º, la ocupación soviética y norteamericana dio lugar al nacimiento de dos regímenes radicalmente enfrentados. Corea del Norte, una dictadura comunista pro-soviética bajo la mano de hierro de Kim il Sung y Corea del Sur, una dictadura de derechas pro-norteamericana bajo la dirección de Syngman Rhee. Cuando las potencias ocupantes se retiren en 1948, la URSS, y en 1949, EE.UU., dos estados antagónicos quedaron frente a frente.

El conflicto se inició con la agresión norcoreana en junio de 1950 a la que respondió la intervención norteamericana en septiembre de ese mismo año. En octubre, tropas chinas entraron en la península en ayuda de Corea del Norte, lo que finalmente llevó una estabilización de los frentes a partir de 1951.

Para romper este empate táctico, el general MacArthur, al frente de las tropas norteamericanas que luchaban bajo el pabellón de la ONU en Corea, llegó a proponer el uso de la bomba atómica y el ataque a China. Estas propuestas precipitaron la reacción del presidente Truman y fue sustituido por el general Ridgway en abril de 1951. Se asistía así de nuevo a lo que ya se había visto en el bloqueo de Berlín: a lo largo de la guerra fría, las dos superpotencias fueron prudentes cuando se entrevió la posibilidad de un enfrentamiento directo entre ambas.

Finalmente, poco después de la muerte de Stalin, en julio de 1953, se firmó el Armisticio en Panmunjong. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º.

La guerra de Corea dio dimensión mundial a la guerra fría y convirtió a Asia en uno de sus escenarios principales. En adelante, conflictos de tipo colonial como la guerra de Indochina, comenzada en 1946 y en la que la guerrilla del Vietminh luchaba contra la potencia colonial francesa, se transformaron en conflictos insertos en la guerra fría.

Estados Unidos, donde el conflicto había alentado la histeria anticomunista orquestada por el senador McCarthy, inició un importante rearme ante el convencimiento del carácter expansionista del comunismo y la evidencia de que los soviéticos poseían la bomba atómica.


Los orígenes del conflicto árabe-israelí


Los antecedentes del contencioso árabe-israelí se remontan a fines del siglo XIX con el nacimiento del movimiento sionista. El holocausto nazi precipitó la afluencia de judíos a una tierra que había estado poblada durante siglos por árabes palestinos. Dos pueblos competían por el control del territorio de la, en aquel momento, colonia británica de Palestina: 1.250.000 árabes contra 560.000 judíos, venidos en su mayor parte de Europa y, por consecuencia, con un nivel tecnológico y económico más desarrollado.


Tras meses de sangrientos disturbios, la ONU acordó un Plan de Partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947. El territorio de Palestina se dividiría en tres partes: un Estado judío, un Estado árabe y Jerusalén, internacionalizada y bajo el control de las Naciones Unidas.


La primera guerra árabe-israelí (1948-1949)


El 14 de mayo de 1948, el líder hebreo Ben Gurion proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los territorios que les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando las tropas británicas abandonaron la colonia el 15 de mayo tropas de los estados árabes que circundan a Israel atacaron al recién nacido estado hebreo.


La primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con la victoria israelí. El nuevo estado judío pasó a ocupar el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU. Los territorios árabes quedaron que quedaron fuera de su control fueron controlados por los estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto y la Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en poder del reino de Jordania (la antigua Transjordania). La guerra fue una catástrofe para la población palestina que fue expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los estados vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado.



Las grandes tensiones II

La guerra fría se extiende a Asia


La primera bomba atómica soviética


El revés que había supuesto para la URSS el fracaso del bloqueo de Berlín se vio compensado por un acontecimiento que cambió de forma decisiva el equilibrio estratégico mundial: el 29 de agosto de 1949 la URSS experimentó su primera bomba atómica. De repente, el monopolio atómico norteamericano había desaparecido, mucho antes de lo que la mayoría de los analistas habían pronosticado.



La revolución comunista china


Una "segundo bomba" se abatió muy pronto sobre el equilibrio entre los nacientes bloques enfrentados: tras dos años de renovada guerra civil, el 1º de octubre de 1949 las tropas comunistas de Mao Zedong entraban victoriosas en Pekín, proclamando la República Popular China. Las tropas nacionalistas de Chiang Kai Chek huyeron a la isla de Taiwan donde establecieron un régimen dictatorial pro-occidental protegido por EE.UU.


En 1950, Mao viaja a Moscú donde concluye diversos acuerdos con la URSS, entre ellos una alianza militar por treinta años "contra Japón o cualquier agresor unido a Japón". El paso del país más poblado del mundo al campo comunista traumatizó al mundo occidental y especialmente a la opinión norteamericana. No obstante, la concordia entre Moscú y Pekín será efímera, abriéndose en el medio plazo un nuevo cisma en el mundo comunista mucho más importante que el que habían protagonizado Tito.






La guerra de Corea 1950-1953


La primera víctima de la guerra fría fue el pueblo coreano. Por primera vez, el enfrentamiento entre el bloque occidental y el bloque comunista vino a concretarse en "una guerra caliente".


La guerra de Corea hunde sus orígenes en el reparto en dos zonas de ocupación de este antiguo protectorado japonés tras la derrota del régimen de Tokio en 1945. Separadas por el paralelo 38º, la ocupación soviética y norteamericana dio lugar al nacimiento de dos regímenes radicalmente enfrentados. Corea del Norte, una dictadura comunista pro-soviética bajo la mano de hierro de Kim il Sung y Corea del Sur, una dictadura de derechas pro-norteamericana bajo la dirección de Syngman Rhee. Cuando las potencias ocupantes se retiren en 1948, la URSS, y en 1949, EE.UU., dos estados antagónicos quedaron frente a frente.

El conflicto se inició con la agresión norcoreana en junio de 1950 a la que respondió la intervención norteamericana en septiembre de ese mismo año. En octubre, tropas chinas entraron en la península en ayuda de Corea del Norte, lo que finalmente llevó una estabilización de los frentes a partir de 1951.


Para romper este empate táctico, el general MacArthur, al frente de las tropas norteamericanas que luchaban bajo el pabellón de la ONU en Corea, llegó a proponer el uso de la bomba atómica y el ataque a China. Estas propuestas precipitaron la reacción del presidente Truman y fue sustituido por el general Ridgway en abril de 1951. Se asistía así de nuevo a lo que ya se había visto en el bloqueo de Berlín: a lo largo de la guerra fría, las dos superpotencias fueron prudentes cuando se entrevió la posibilidad de un enfrentamiento directo entre ambas.


Finalmente, poco después de la muerte de Stalin, en julio de 1953, se firmó el Armisticio en Panmunjong. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º.


La guerra de Corea dio dimensión mundial a la guerra fría y convirtió a Asia en uno de sus escenarios principales. En adelante, conflictos de tipo colonial como la guerra de Indochina, comenzada en 1946 y en la que la guerrilla del Vietminh luchaba contra la potencia colonial francesa, se transformaron en conflictos insertos en la guerra fría.


Estados Unidos, donde el conflicto había alentado la histeria anticomunista orquestada por el senador McCarthy, inició un importante rearme ante el convencimiento del carácter expansionista del comunismo y la evidencia de que los soviéticos poseían la bomba atómica.










Los orígenes del conflicto árabe-israelí


Los antecedentes del contencioso árabe-israelí se remontan a fines del siglo XIX con el nacimiento del movimiento sionista. El holocausto nazi precipitó la afluencia de judíos a una tierra que había estado poblada durante siglos por árabes palestinos. Dos pueblos competían por el control del territorio de la, en aquel momento, colonia británica de Palestina: 1.250.000 árabes contra 560.000 judíos, venidos en su mayor parte de Europa y, por consecuencia, con un nivel tecnológico y económico más desarrollado.


Tras meses de sangrientos disturbios, la ONU acordó un Plan de Partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947. El territorio de Palestina se dividiría en tres partes: un Estado judío, un Estado árabe y Jerusalén, internacionalizada y bajo el control de las Naciones Unidas.






La primera guerra árabe-israelí (1948-1949)


El 14 de mayo de 1948, el líder hebreo Ben Gurion proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los territorios que les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando las tropas británicas abandonaron la colonia el 15 de mayo tropas de los estados árabes que circundan a Israel atacaron al recién nacido estado hebreo.


La primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con la victoria israelí. El nuevo estado judío pasó a ocupar el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU. Los territorios árabes quedaron que quedaron fuera de su control fueron controlados por los estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto y la Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en poder del reino de Jordania (la antigua Transjordania). La guerra fue una catástrofe para la población palestina que fue expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los estados vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado.



Las grandes tensiones I

La guerra fría comienza en Europa

El año 1948 constituyó el primer año de la guerra fría. El continente europeo, que aún apenas había iniciado a restañar las heridas de la guerra, fue el escenario de una importante crisis internacional.



Las "Democracias Populares"

La Doctrina Jdanov había marcado el punto de no retorno en la conversión forzada de la Europa central y oriental al modelo configurado por Stalin en la URSS. Una tras otra las naciones dominadas por el Ejército Rojo fueron constituyéndose en lo que se vino a denominar "democracias populares": partido único, colectivización de la tierra, planificación económica centralizada, prioridad a la industria de base,. persecución de cualquier tipo de disidencia... La URSS extendía su modelo en su área de influencia.


En ese rápido proceso que duró pocos meses, el momento clave lo constituyó el Golpe de Praga en febrero de 1948. El líder comunista Gottwald, con la aprobación de Stalin, hace un llamamiento a la huelga general que se ve apoyada por "milicias de trabjadores" que frenan cualquier resistencia de las fuerzas democráticas. En pocos días, la democracia checoslovaca se vio convertida en otra "democracia popular". En los meses siguientes


La repercusión en Europa occidental del Golpe de Praga fue inmensa y aceleró las medidas occidentales que precipitarán la crisis de Berlín.


Mientras tanto, Stalin se encontró con un problema inesperado en su propósito de alinear férreamente a los "países satélites" bajo la férula de Moscú. La Yugoslavia de Tito, un país en el que las guerrillas comunistas habían expulsado a las tropas del Eje con muy escasa ayuda soviética, practicó una política exterior independiente que vino finalmente a chocar con la posición del Kremlin. A la condena de la Kominform en junio de 1948, le sigue la ruptura de relaciones diplomáticas de la URSS en agosto. El gobierno de Tito resisitió el envite con el apoyo de una población multinacional unida bajo la idea de la independencia ante Moscú. El cisma yugoslavo fue un duro golpe para Stalin y reforzó sus tendencias paranoicas respeto a los demás líderes comunistas. A partir del verano de 1948, las purgas se extendieron en las filas comunistas de las nuevas "democracias populares".


La crisis de Berlín y la partición de Alemania


La antigua capital del Reich había sido dividida en cuatro zonas de ocupación y se hallaba situada en el corazón de la zona de ocupación soviética. Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados hicieron de la cuestión de Berlín uno de los temas clave de la guerra fría.


El Golpe de Praga aceleró el enfrentamiento ya iniciado anteriormente sobre la cuestión alemana. Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común a la Alemania ocupada tras el fracaso de la Conferencia de Londres en 1947, los representantes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia se reunieron y alcanzaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso constituyente en sus zonas de ocupación.


El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más creando una nueva moneda para sus zonas de ocupación: el Deutschemark. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en la que incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética. Cuando los occidentales trataron de introducir el Deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín. Las protestas soviéticas se tornaron en actos: se inició el bloqueo de Berlín. Mediante la interrupción de toda comunicación terrestre entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín occidental, Stalin confiaba en que Berlín oeste caería como una fruta madura en sus manos.


La reacción occidental sorprendió al dictador soviético. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda británica, organizaron un impresionante puente aéreo que durante once meses y mediante más 275.000 vuelos consiguió abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al Kremlin que no dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín con la Alemania occidental. Stalin había subestimado las posibilidades del transporte aéreo y la resolución occidental a hacerle frente: el 12 de mayo de 1949 levantó el bloqueo de Berlín.


La crisis de Berlín creó un sentimiento fuerte de solidaridad entre los alemanes occidentales y los norteamericanos. Esta situación facilitó la culminación de la partición de Alemania: las tres zonas occidentales se constituyeron en la República Federal de Alemania que se dotó de una Ley Fundamental el 8 de mayo de 1949. Esta constitución establecía una sistema liberal democrático y contó con el visto bueno de las potencias occidentales. La URSS reaccionó en octubre con el establecimiento en su zona de ocupación de la República Democrática de Alemania, un estado creado siguiendo el modelo de las "democracias populares".


Esta partición de Alemania era la concreción en el corazón de Europa de la división bipolar del mundo: sólo unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba el Washington el Tratado del Atlántico Norte que daba nacimiento a la OTAN. Nos ocuparemos más adelante del nacimiento de esa estructura bipolar que caracterizó al mundo durante el período de la guerra fría.



Vídeos: Puente aéreo de Berlín - La primera batalla de la guerra fría
http://www.veoh.com/videos/v12778972cETaAHjb (1a. parte - 45 min.)
http://www.veoh.com/videos/v12875503KbGyt6qR (2a. parte - 45 min.)